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Intervienen: 

• Xabier Basañez (BEC)
• Santiago Oliver (UNESID)
• Carlos Alvarez (SIDEREX)
• Mikel Amundarain (GV)

El acero es esencial para una economía climáticamente neutra. Desde las energías renovables hasta los vehículos eléctricos, las cadenas de valor de las tecnologías limpias dependen del acero. En los próximos años, la industria siderúrgica europea puede ser la pionera industrial de la UE en cuanto a profundas reducciones de emisiones de CO2, con numerosos proyectos a escala industrial listos para implementarse antes de 2030. Sin embargo, estas tecnologías limpias requieren importantes inversiones de capital, para las cuales se deben tomar decisiones inmediatas, y acceso a energía abundante, asequible y con bajas emisiones de carbono. El gasto operativo total también será elevado. Para ser viable, el acero con bajas emisiones de CO2 necesita igualdad de condiciones ante los competidores globales y medidas a favor de la demanda para impulsar su aceptación en el mercado.

El acero no es solo un material fundamental para construir las infraestructuras del mundo, sino que además tiene credenciales de circularidad inigualables. Por lo tanto, dado que el cumplimiento de los objetivos del Acuerdo de París de 2015 requiere un cambio permanente y primordial en el consumo y la producción de bienes, el impulso para la descarbonización coincide con el de la transición hacia una economía verdaderamente circular, una economía que busque erradicar el desperdicio mediante una reutilización de recursos continua.

Por ello, el acero tiene las credenciales necesarias para convertirse en un material clave en el centro de una economía circular y sostenible.

El acero es el material más importante para la sociedad moderna: es indispensable para la producción de alimentos, agua potable, electricidad, vivienda e infraestructuras como ferrocarriles, puentes, túneles, aeropuertos, etc. Además, el acero es el material más reciclado y, sin embargo, el acero reciclado no es suficiente para satisfacer el crecimiento de la demanda mundial. Las tecnologías actuales de producción de acero a partir de mineral de hierro dependen en gran medida de fuentes de energía fósiles como el carbón y el gas natural. La industria siderúrgica representa, aproximadamente, el 7 % de las emisiones globales de CO₂. 

En 2016, SSAB puso en marcha la iniciativa HYBRIT junto con la empresa minera LKAB y la empresa energética Vattenfall, con el objetivo de desarrollar una cadena de valor sin combustibles fósiles a lo largo de todo el proceso, de la mina al acero, y así reducir la causa principal de las emisiones CO₂. Han dedicado grandes esfuerzos a los estudios de I+D y, a principios de 2022, SSAB decidió acelerar la transformación hacia una siderurgia sin combustibles fósiles y marcar como fecha prevista el año 2030, 15 años antes de la meta anterior, que era 2045. 

Las ferroaleaciones como el molibdeno, el níquel y el niobio, entre otros, desempeñan papeles importantes en los aceros que se utilizan para generar energías renovables. La fuerte demanda prevista de estos metales está indicada para diversas tecnologías y se pone en perspectiva para los escenarios de suministro de las empresas mineras mundiales. La producción de ferroaleaciones conlleva una huella de carbono. Se discute la relevancia de ese efecto en el contexto total y se demuestran las perspectivas de reducción de la huella de carbono de las ferroaleaciones. Un nuevo proyecto minero de molibdeno en Groenlandia demostrará las posibilidades y la complejidad de un desarrollo como este.

La industria del acero está investigando los altos hornos de oxígeno con el objetivo de mejorar la productividad y reducir las emisiones de CO₂. Estos altos hornos de oxígeno funcionan inyectando oxígeno puro a través de sopladores. Si lo comparamos con los altos hornos convencionales, que inyectan aire caliente, la eficiencia de combustión de los sopladores es mayor y es posible reducir el CO₂. Además, al utilizar oxígeno puro, no se inyecta nitrógeno, por lo que hay una alta concentración de CO₂ en el gas de combustión, lo que facilita separar y reciclar el CO₂. Por otro lado, disminuye la cantidad de gas que fluye a través de los hornos y provoca una falta de calor en el hueco del alto horno. Por ello, hemos desarrollado un generador de gas de alta temperatura que precalienta el gas del alto horno utilizando las tecnologías de combustión de oxígeno para compensar esa falta de calor en el hueco. 

Se prevé que, durante la próxima década, una cantidad considerable de la creciente demanda de energía a nivel mundial se siga satisfaciendo por medio de combustibles fósiles. La captura y el almacenamiento de carbono (CAC) es una energía clave disponible para mitigar las emisiones derivadas del uso de combustibles fósiles a gran escala. Por ello, el desarrollo y la comercialización de esta energía es esencial para contribuir a reducir el impacto sobre el cambio climático. La CAC consiste principalmente en capturar el CO₂ procedente de fuentes energéticas e industriales, tratarlo para eliminar posibles impurezas y comprimirlo, transportarlo e inyectarlo en un sitio de almacenamiento para garantizar su aislamiento de la atmósfera a largo plazo. La principal diferencia en relación con la experiencia con la inyección de un CO₂ relativamente puro se debe a la impureza del CO₂ derivado de la CAC, que vendrá dictada por su fuente y la tecnología de captura que se haya utilizado en el proceso.

Uno de los retos principales que vienen de la mano de la tecnología CAC es el de orientar a los ingenieros en la selección de materiales y en el control de la corrosión para que diseñen e identifiquen los límites operativos de los proyectos que impliquen transporte e inyección de CO₂. En este sentido, los comités internacionales de normalización están dedicando todos sus esfuerzos en la elaboración de directrices para el desarrollo de nuevos ensayos de corrosión diseñados específicamente para la selección de materiales. Los productos de acero inoxidable, como aleaciones resistentes a la corrosión, se consideran materiales clave en este nuevo campo de estudio.

La Captura y Almacenamiento de Carbono (CCS) está ampliamente aceptada como un elemento clave en la estrategia para la descarbonización de la industria. El CO₂ capturado se entregará en los lugares de almacenamiento en distintas condiciones y con diferentes medios de transporte. El transporte marítimo a gran escala de CO₂ permitiría el transporte del CO₂ capturado desde lugares remotos o centros locales a lugares de almacenamiento más lejanos.

Nippon Gases es propietaria y opera el 75% de la capacidad global existente del transporte marítimo de CO₂ y realizó los estudios de viabilidad que prepararon el camino para los actuales proyectos de transporte CCS más avanzados.

Las embarcaciones y los cargamentos de una futura industria del transporte CCS serán de una escala mucho más grande que el negocio operado por Nippon Gases. Sin embargo, los principios fundamentales y las restricciones en las operaciones con dióxido de carbono siguen siendo las mismas, con la necesidad de un “incremento” que establezca otros desafíos.

El negocio fundamental de Nippon Gases no es el transporte a gran escala de CO₂ capturado, sino prestar apoyo a los clientes, con experiencia y recursos que pueden ayudarles en su transición hacia la descarbonización.

La charla resumirá los principios operativos básicos del transporte de CO₂ y describirá las opciones que se están considerando para el futuro. Algunos ejemplos de proyectos recientes y activos ilustrarán la situación actual de la industria y la previsión de avances.

En los últimos años, se ha producido una evolución significativa en los sistemas digitales para la gestión de depósitos de chatarra gracias a avances tecnológicos como el Internet de las Cosas (IoT), la inteligencia artificial (IA), y la computación en la nube. Las últimas herramientas y técnicas para la gestión digital de depósitos de chatarra incorporan etiquetas RFID, drones y sensores que controlan el movimiento y el tratamiento de la chatarra. Además, se están empleando algoritmos impulsados por la IA para optimizar la clasificación y el tratamiento, al tiempo que las soluciones informáticas basadas en la nube gestionan las existencias, hacen seguimiento de los envíos y automatizan los procesos de facturación. Estas tecnologías de vanguardia dan lugar a una mejor eficiencia, precisión y transparencia en la gestión de los depósitos de chatarra, y en último lugar reducen costes y aumentan la satisfacción del cliente. El Grupo SMS es un socio integral para el sector del metal que busca digitalizar sus procesos de gestión de depósitos de chatarra, aprovechando su experiencia como proveedor líder de equipo.

La descarbonización de la industria siderúrgica que ha comenzado llevará inevitablemente a cambios en los productos derivados. Estos podrán diferir notablemente de los materiales actuales en algunos casos, por lo que existen muchos desafíos que retan a los mercados de aplicaciones actuales y al mantenimiento de altas tasas de utilización. Además, también existen oportunidades de utilizar nuevas escorias en aplicaciones de mayor valor que las actuales. 

El hidrógeno es el elemento más abundante del universo y es clave en los procesos de refinería de combustibles fósiles y en la producción de amoniaco para la industria de fertilizantes.

Uno de los sectores en los que más potencial de actuación tiene el hidrógeno es en la producción de acero, que representa el 7% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero por lo que tiene un impacto bastante significativo en el medio ambiente.

El hidrógeno verde para descarbonizar la producción de acero mediante los diferentes procesos puede ser, a largo plazo, una vía rentable en términos económicos según diferentes estudios.

La economía debe descarbonizarse antes del 2050. La combinación entre la electrificación y el hidrógeno verde será la solución para alcanzar la descarbonización. El hidrógeno verde se utilizará en aquellos sectores difíciles de disminuir o eliminar cuando no sea posible utilizar electricidad. La industria siderúrgica es quizá el sector más difícil de reducir, por lo que el uso del hidrógeno verde será un imperativo en el cumplimiento de la descarbonización de la industria.

El management del siglo XXI va mucha más allá del paradigma de la planificación estratégica, además de planificar lo que ofrecemos hoy en nuestros porfolios, debemos ser capaces de explorar lo que ofreceremos mañana y hacerlo de un modo que nuestra gente aprenda y desaprenda para poder presentar su mejor versión profesional, todo su talento. En el management del siglo XXI apostamos por empresas ambidiestras, por la innovación a la que nos invita la sensatez del riesgo y por liderazgos que expresen que liderar es servir y no servirse. El management el siglo XXI es un management humanista en un contexto definido por la tecnología.